Una piedra... Algo insignificante verdad? Pero si reunimos varias,
cientos, miles, se pueden hacer grandes cosas, grandes estructuras,
resistentes, duraderas... O no...
Las piedras tienen la peculiaridad de resultar inverosímiles, se escudan en que son fuertes y resistentes, que nada les afecta que pueden con todo, sin embargo el hombre ideó la forma de utilizarlas a su favor.
Una piedra puede tallarse con las herramientas adecuadas, pongamos, un martillo y un cincel. No todo el mundo tiene el don de tallar piedras, hay que saber como hacerlo. Si le das un golpe demasiado fuerte podrías agrietarla e incluso partirla, hacerla añicos... Tu obra quedaría destrozada de un solo golpe. También podrías crea obras maravillosas que reflejasen como eres en realidad, golpe a golpe ir quitando las partes sobrantes de aquello que vislumbras en tu cabeza y al finalizar ver tu obra acabada tal y como la habías imaginado.
Sin embargo el hombre ha aprendido métodos que requieren la fuerza, el dominio y la utilización de objetos de los que ayudarse. A pesar de eso hay muchas piedras que no se pueden tallar, algunas solo con el aire se deshacen, otras ni con el más fuerte de los golpes consigues hacerle una marca, pero hay un método al cual todas las piedras temen, algo tan insignificante como puede ser una gota de agua. La lluvia es un método poco usado por el hombre para tallar piedras debido a que no es un método instantáneo, no es una herramienta de la que puedas disponer a tu antojo, ni tampoco es una herramienta que puedas controlar. Eso al hombre le desagrada, ¿Cómo una simple gota de agua con el tiempo, la perseverancia, la constancia y la paciencia puede tallar e incluso deshacer a la más dura de las piedras? La respuesta es verdaderamente sencilla: el hombre en su naturaleza no entiende de razones, valores y creencias que le impidan conseguir lo que ansía, siempre ha buscado una herramienta con la que esquivar estas tortuosas palabras. El hombre dista mucho de poder ser una gota de agua por que para ello debe convertirse en algo que nunca ha sido, aprender algo que no se enseña, buscar aquello que no se ha perdido, entender lo que la vida nos enseña y la razón de ella.
Una gota de agua podría conseguir que la más dura de las piedras se convirtiera en la escultura más bella que jamás nadie imaginaría, solo necesita creer que es posible y no rendirse jamás.
Las piedras tienen la peculiaridad de resultar inverosímiles, se escudan en que son fuertes y resistentes, que nada les afecta que pueden con todo, sin embargo el hombre ideó la forma de utilizarlas a su favor.
Una piedra puede tallarse con las herramientas adecuadas, pongamos, un martillo y un cincel. No todo el mundo tiene el don de tallar piedras, hay que saber como hacerlo. Si le das un golpe demasiado fuerte podrías agrietarla e incluso partirla, hacerla añicos... Tu obra quedaría destrozada de un solo golpe. También podrías crea obras maravillosas que reflejasen como eres en realidad, golpe a golpe ir quitando las partes sobrantes de aquello que vislumbras en tu cabeza y al finalizar ver tu obra acabada tal y como la habías imaginado.
Sin embargo el hombre ha aprendido métodos que requieren la fuerza, el dominio y la utilización de objetos de los que ayudarse. A pesar de eso hay muchas piedras que no se pueden tallar, algunas solo con el aire se deshacen, otras ni con el más fuerte de los golpes consigues hacerle una marca, pero hay un método al cual todas las piedras temen, algo tan insignificante como puede ser una gota de agua. La lluvia es un método poco usado por el hombre para tallar piedras debido a que no es un método instantáneo, no es una herramienta de la que puedas disponer a tu antojo, ni tampoco es una herramienta que puedas controlar. Eso al hombre le desagrada, ¿Cómo una simple gota de agua con el tiempo, la perseverancia, la constancia y la paciencia puede tallar e incluso deshacer a la más dura de las piedras? La respuesta es verdaderamente sencilla: el hombre en su naturaleza no entiende de razones, valores y creencias que le impidan conseguir lo que ansía, siempre ha buscado una herramienta con la que esquivar estas tortuosas palabras. El hombre dista mucho de poder ser una gota de agua por que para ello debe convertirse en algo que nunca ha sido, aprender algo que no se enseña, buscar aquello que no se ha perdido, entender lo que la vida nos enseña y la razón de ella.
Una gota de agua podría conseguir que la más dura de las piedras se convirtiera en la escultura más bella que jamás nadie imaginaría, solo necesita creer que es posible y no rendirse jamás.
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